
La creación del Arsenal de la Carraca en 1752, según los planes de Patiño, y el traslado a la Isla de León del Departamento Marítimo en 1769, en tiempos de Carlos III, dan lugar al traslado de tropas y personal y a considerar como prioritario la construcción de una población militar. Se escogió el sitio conocido como “el Monte del Duque”, pues estaba cerca del Arsenal, de la población de la Isla de León y de los lugares usados para las aguadas de los buques.
Se levantaron planos del citado paraje por una comisión al mando de Francisco Sabatini y, después de comprar los terrenos, se realizó el desmonte y aplanado de la zona. Toda la obra (enero de 1779 a mayo de 1788) estuvo bajo la dirección de Vicente Ignacio Imperial Digueri.

Dentro del proyecto de la Nueva Población de San Carlos, llamada así por R.O. de 1 de julio de 1786, en honor del Monarca reinante, se contemplaba la construcción de dos cuarteles capaces de albergar en cada uno de ellos cinco “Batallones de Marina”, es decir unos cinco mil soldados. El Departamento de Marina de Cádiz tenía asignados cinco batallones de Marina en tiempos de guerra, de a seis compañías cada uno, y éstas de ciento sesenta y ocho plazas. En época de paz, la tropa denominada “de descanso” no alcanzaba a constituir dos batallones, que se ocupaban principalmente en guarnecer el Real Arsenal, el caño del Trocadero, los buques armados, los puertos de la plaza, las guardias de honor, las banderas de reclutas y el hospital.

El Ingeniero-Comandante Imperial Digueri, presentó el 3 de diciembre de 1785 los planos y vistas, así como el presupuesto, para la construcción de un cuartel para dos batallones. El citado presupuesto tenía un coste de 4.876.500 reales de vellón y una duración de las obras de unos cuatro años si esta se realizaba por cuenta de S.M.
Este proyecto fue aprobado por la Junta departamental presidida por el Capitán General D. Luis de Córdoba, pero las obras no debían de empezar hasta que se pusiera la primera piedra de la iglesia, hoy Panteón de Marinos Ilustres.
Imperial Digueri concibió el Cuartel de Batallones en planta como un rectángulo enorme de 134 varas castellanas de fachada y 174 varas de costado, que eran las medidas correspondientes a una de las dos manzanas más extensas del nuevo proyecto general de la población de San Carlos, que eran iguales, estaban enfrentadas y separadas por una plaza, cada una con 23.316 varas cuadradas de superficie. Ambas estaban destinadas a ser ocupadas por cuarteles para los batallones de Marina.
En alzado, el Cuartel de Batallones se diseñó con tres cuerpos hasta alcanzar las 22 varas de altura, rematándose en azotea para recoger las aguas de lluvia y canalizarlas hacia los aljibes subterráneos. Al cuerpo bajo se le dotó de entresuelo, destinado a uso doméstico. La fachada principal con veinticinco ejes verticales atenúa, en parte, la marcada horizontalidad del edificio.
Dos grandes módulos adosados conforman el cuartel. El primero correspondiente a su frente, con 40 varas de fondo y destinado a pabellones de oficiales y plana mayor, posee en la planta baja un pórtico de once arcos de piedra ostionera de la zona, que es fuerte, ligera y toma bien las mezclas y estucos.

El segundo, anexo al primero, es un cuadrado de 134 varas de lado, destinado a los alojamientos de las doce compañías de los dos batallones (2.016 soldados), en derredor de un patio achaflanado, circundado en sus plantas primera y segunda por galerías de 48 arcos.
El patio, de 95 varas de lado, es el elemento arquitectónico más importante del edificio. Desempeña variadas funciones: lugar para la formación y disciplina de la tropa, espacio que facilita la comunicación interior y ámbito receptor de aire y luz. En las trazas originales se previó que alcanzara la altura referida de 22 varas, que era la elevación obligada para mantener la correcta proporción que exigían los arcos de la prevista tercera galería, correspondiente al piso de las espaciosas salas o cuadras altas, destinadas a dormitorio de los soldados. A causa de las enfermedades propiciadas por el caluroso clima, gran parte de las paredes y techos se encalaron, cubriendo su sillería.

El 13 de junio de 1786, Imperial Digueri comunica a D. Antonio Valdés la inmediata apertura de sus cimientos y, como director de la obra, realiza informes mensuales sobre los trabajos efectuados. El 8 de abril de 1794 el director en funciones comunica a la superioridad la terminación del cuartel.

Dispone el Cuartel de Batallones de una pequeña capilla en el segundo piso, con una imagen de San Juan de Nepomuceno, un mártir del sigilo sacramental, que desde 1731 se veneraba como patrón por el Batallón de Barlovento, con el fin de que con su ejemplo el infante de Marina no quebrante la consigna y la defienda heroicamente. La talla de este San Juan de Nepomuceno es del siglo XVIII, con rasgos de indio americano; y puede ser debida a artesanos incas. La trajo el Capitán General D. Pablo Morillo en la flota que repatrió a sus tropas tras la batalla de Ayacucho y se entronizó en la parroquia castrense del Ferrol, para posteriormente ser trasladada al Cuartel de San Carlos.
La idea de levantar el segundo cuartel, previsto en el proyecto original, había sido desestimada por R.O. de 1 de julio de 1791.
En noviembre de 1791, y con el fin de abaratar los costes de la obra, el marqués de Ureña alteró el proyecto original y suprimió la galería superior, dejando en su lugar una azotea corrida con antepecho sobre la arcada del segundo cuerpo. Así quedó la altura general del edificio en 21 varas y en 5 1/5 la de las cuadras superiores. Esta actuación adelantó en un año la conclusión del edificio y significó un ahorro aproximado de 1.000.000 reales de vellón. Los rasgos más sobresalientes de este espléndido edificio son la austeridad, la ausencia de adornos innecesarios y la funcionalidad basada en las necesidades utilitarias; características inherentes a la arquitectura de los últimos años del siglo XVIII.
En el cuartel, desde su inicio, han estado alojadas fuerzas de Infantería de Marina. Durante el asedio francés y durante dos años (1810-1812) acogió al Regimiento de Cuenca, que estaba encargado de la defensa en la zona del Arsenal. Más tarde, entre 1823 y 1828, y tras la ocupación de la Isla por el Duque de Angulema, fue residencia del Regimiento francés nº 20 de los Cien mil Hijos de San Luis, y quizás de ese tiempo sea el plano del cuartel que está en la primera planta del Museo Municipal de la ciudad.
También estuvo instalada la escuela de Condestables, de la que fue profesor y Director D. José González Hontoria, Mariscal de campo de Infantería de Marina y Brigadier de Artillería de la Armada, con mausoleo en el Panteón de Marinos Ilustres. Durante las guerras carlistas fue utilizado como prisión.

En la actualidad, el cuartel ha sido ampliado con diversas instalaciones exteriores para albergar a dos unidades de Infantería de Marina: el Tercio de Armada y el Tercio Sur.

En el Tercio de Armada se encuentra su Museo Histórico, del que se puede realizar una videovisita en los enlaces: https://www.facebook.com/1683254299/videos/g.594547797317931/10216195932446023
Bibliografía:
- Islabahia.com – Reportaje del Cuartel de Batallones. Jesús Jaén Serrano
- El cuartel de Batallones de Marina en la nueva población de San Carlos en la Isla de León (San Fernando). Universidad de Cádiz. Juan Torrejón Chaves.
- http://www.wikipedia.com.