
El 2 de julio de 1.494, en la villa de Arévalo, España y Portugal firman el conocido como Tratado de Tordesillas, por el cual se van a repartir el mundo conocido. Fernando el Católico quiere conquistar plazas en el norte de África, para vigilar la costa e impedir una nueva invasión del territorio peninsular, así como las incursiones de los piratas. Es algo que ya nunca se va a producir, pero en aquel momento no podían saberlo.
Este es el motivo por el que en el Tratado de Tordesillas se menciona, en siete ocasiones, la necesidad de “conquistar las villas de Melilla y Cazaza que se duda sobre su pertenencia al Reino de Fez, pero con relación a Portugal, pues el límite norte del reparto, se situaba en las fronteras del mencionado reino. Portugal no estaba interesado en el norte y cede en sus pretensiones ante España, reservándose el comercio hacia el sur del continente africano.
Las expediciones de sondeo sobre las posibilidades de ocupar, conquistar o tomar posesión de Melilla se inician apenas firmado el Tratado. Todas ellas coinciden en la dificultad de la empresa. Melilla está habitada en aquel momento, pero no con una gran población y carece de ejército propio. Los Reyes Católicos se desentenderán de la empresa.
Será la Casa de Medina Sidonia, la que tomará a su nombre y a su costa la expedición de conquista y ocupación del territorio. Previamente se intentó la negociación directa con los alguaciles o la familia en posesión de la ciudad. La vía de la rendición por pacto fracasa y los alguaciles serán considerados como traidores por los escasos habitantes de la ciudad. Pedirán ayuda al Rey de Fez, pero carece de fuerzas para impedir una invasión como la que se les venía encima. Deciden abandonar la ciudad, derruir los adarves, y quemarla, para que “los cristianos no encontrasen nada útil”.
Consideramos esta acción naval como la última de la Marina de Castilla dado que las embarcaciones utilizadas formaban parte de contingente de naves de Castilla que serían utilizadas por el Almirante Cristóbal Colón.

Parece ser que la expedición pudo partir desde Gibraltar que era territorio del Duque de Medina Sidonia, para hacerla invisible, aunque hay autores que consideran que fue desde Sanlúcar de Barrameda. Se tomó la decisión de navegar de noche o alejados de la costa, y se escogió el mes de septiembre debido a la mayor continuidad de los vientos de poniente. El desembarco con viento de levante hubiera hecho imposible la navegación el desembarco, de hecho es algo que advirtió claramente el almirante de la Mar Océana Cristóbal Colón, quien finalmente aceptó el aplazamiento de su tercer viaje a América, para facilitar el uso de la flota en la conquista y ocupación de Melilla; Alonso de Santa Cruz que cifró en 70 embarcaciones y 7.000 hombres los efectivos de esta armada, incluidos 250 de caballería, aunque Andrés Bernáldez que fija la fecha de septiembre de 1.497, pero es imposible concretar el día del desembarco. Queda claro que el gran desembarco no se pudo realizar en un solo día, sino que debió durar al menos una semana o más.
A la llegada de los castellanos, la ciudad estaba abandonada y semidestruida. En cuanto al coste de conquista tenemos dos datos que, al igual que la fecha de la expedición, tampoco coinciden. Pedro Barrantes habla de 12 cuentos de maravedís, o sea 12 millones, y Padilla habla de 32.000 ducados que dado el valor de 544 maravedís que se daba a un ducado (según se venía haciendo a finales del siglo XV) nos da una cifra de 17.408.000 maravedís.
El Jefe de la expedición Don Pedro de Estopiñán, como contador ducal, dió buena cuenta al Duque del trabajo y maravedíses que costaría reconstruir y mantener la plaza, saliendo muy elevado y teniendo que tomar parte los Reyes Católicos económicamente para el mantenimiento de esta “cabeza de puente” en África.
Se cuenta que Colón envió una queja formal sobre estos gastos, no entendía por qué se dedicaban tantos recursos y dinero a la empresa del Duque y a sus viajes se le ponían tantas pegas.

La toma de Melilla según las ilustraciones de la Casa de Niebla de Pedro Barrantes

Dado que las murallas de Melilla se habían desmantelado antes de su abandono, de cara a su ocupación por las tropas de Media Sidonia se decidió utilizar el sistema de fortificación de cava y barrera como defensa provisional mientras que se recomponían dichas murallas; es el maestro Ramiro, capitán de la artillería de los Reyes Católicos, quien diseñó este sistema y vino a reconocer Melilla antes de la conquista para comprobar el estado de las murallas y determinar las secciones de empalizada necesarias para su defensa.
Hubo varios viajes desde aquel primero y la zona solo quedó definitivamente en manos españolas, tras varios meses de grandes trabajos.

Su primer alcaide fue Gonzalo Mariño de Ribera, quien tomó posesión de la ciudad, cuando esta ya estuvo asegurada y reconstruida.

Melilla quedará como una ciudad española, pero Ducal, hasta el día 7 de junio de 1556, fecha en la que la Corona de España tomará posesión de la misma, tras la renuncia de la Casa de Medina Sidonia a seguir sosteniéndola. Este día es, a juicio del Alminar, el verdadero día de la ciudad.
Consultas:
Los inicios de la presencia española en Melilla. Miguel Villalba González Revista Akros
https://elalminardemelilla.com/tag/conquista-de-melilla/
https://melillamarinera.blogspot.com.es/2013/09/desde-que-puerto-zarpo-la-armada-que_7.html
https://surdealboran.blogspot.com.es/
La toma de Melilla: Medina Sidonia y la conquista de las tierras áridas
Martín de Bocanegra: Un interrogante sobre la participación gibraltareña en la conquista de Melilla (1497) Manuel Álvarez Vázquez – Universidad de Málaga
Los inicios de la presencia española en Melilla. Miguel Villalba González – Revista Akros.