
En 1585 la tensión existente entre España e Inglaterra desembocó en la guerra anglo-española de 1585-1604. En 1596 el mal tiempo desbarata la nueva Gran Armada y se iba a dirigir hacia Irlanda para apoyar a los católicos irlandeses en su lucha contra Inglaterra.
La muerte de John Hawkins en 1595 y de Francis Drake en enero de 1596 privaron a Inglaterra de dos de sus corsarios más efectivos; en abril los tercios españoles tomaron a los hugonotes franceses la ciudad de Calais, desde donde se podría fácilmente acometer la invasión de las islas británicas por su cercanía geográfica. Ante la amenaza de una invasión española inminente, Isabel I ordenó atacar la flota española fondeada en Cádiz.

El 13 de junio de 1596 la armada inglesa zarpó de Plymouth. Estaba formada por 150 naves inglesas, de las que 17 pertenecían a la Royal Navy, divididas en cuatro escuadras, con 6.360 soldados de paga, 1.000 voluntarios ingleses y 6.772 marineros en total.



Lord Effingham era el almirante al mando de la flota, Francis Vere, Walter Raleigh y Thomas Howard dirigían cada uno una escuadra, mientras las fuerzas terrestres estaban bajo el mando de Robert Devereux, II conde de Essex.

Cristóbal y Manuel de Portugal, hijos del prior de Crato, iban en las naves. A estas fuerzas se unieron otras 20 naves de las Provincias Unidas con 2.000 hombres a bordo, que bajo el mando del almirante John de Duyvenvoorde, señor de Warmond, se pondrían bajo las órdenes inglesas.
La ciudad de Cádiz, con aproximadamente 6.000 habitantes, era uno de los principales puertos españoles. El sábado 29 de junio de 1596 llegaron a Cádiz noticias procedentes de Lagos, en el Algarve portugués, en las que se avisaba de la presencia de una flota inglesa. En aquel momento había en la bahía de Cádiz unas 40 naves españolas de guerra, entre galeras y galeones, además de otras 16 naos de la flota de Indias, que prestas a zarpar a las Indias se encontraban desprovistas de armamento; estas, desde los primeros momentos, fueron a refugiarse a Puerto Real.
Juan Portocarrero y el marqués de Santa Cruz zarparon al frente de las galeras españolas, intentando impedir el paso de la flota inglesa hacia el interior de la bahía, pero tuvieron que retirarse a Puerto Real.

El domingo 30 de junio de 1596, a las dos de la mañana, se avistó desde Cádiz la flota inglesa, que no pudo entrar en la bahía por causa del mal tiempo. A las cinco de la mañana ambos contendientes comenzaron un intenso fuego de artillería; al cabo de dos horas la flota española, superada en número por la inglesa, debió retirarse hacia el interior de la bahía. En el enfrentamiento los galeones españoles San Andrés y San Mateo fueron capturados, mientras el San Felipe y el Santo Tomás encallaron, siendo incendiados por sus capitanes ante la posibilidad de ser capturados por los ingleses. Estos penetraron en la bahía a las ocho de la mañana.

A mediodía llegaron a Cádiz refuerzos enviados por el duque de Medina Sidonia Alonso Pérez de Guzmán desde Vejer, Jerez, Arcos, Medina-Sidonia, Puerto Real y Chiclana, en su mayor parte soldados bisoños mal armados, juntando 5.000 hombres que se desplegaron desde Santa Catalina a San Felipe.
A las dos de la tarde no más de 2.000 ingleses desembarcaron en El Puntal, poniendo en fuga a las fuerzas españolas que habían salido al combate sin nadie al mando, aunque no pudieron tomar el castillo.

Antes de las cinco de la tarde la vanguardia de los atacantes tomó el control de la ciudad con escasa resistencia, mientras otra parte de su ejército avanzaba hacia el puente Zuazo, en San Fernando, que defendido por fuerzas españolas, no llegaron a cruzar; en la escaramuza habida frente a la ciudad hubo aproximadamente 25 bajas de cada bando. El fuerte de San Felipe se rendiría al día siguiente.

El mal estado de la artillería, escasamente amunicionada; la escasa preparación de las fuerzas españolas, mal armadas y abastecidas; y la falta de organización entre las autoridades españolas, motivaron la escasa resistencia opuesta a las fuerzas atacantes; la dirección de la defensa se sucedió improvisadamente entre el capitán Pedro de Guía y el corregidor Antonio Girón en Cádiz, y el duque de Medina Sidonia, Capitán General del Mar Océano (¡en Jerez!). Así nos fue con la Gran Armada contra Inglaterra.

Ya en posesión de la ciudad, las tropas inglesas se dedicaron al saqueo. Templos, casas y personas fueron objeto del pillaje, aunque se respetó la integridad de los gaditanos.
Ante la posibilidad de que las fuerzas inglesas capturasen la flota española refugiada en Puerto Real, Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia, ordenó su destrucción. Se incendiaron 32 naves, incluyendo las galeras de la armada y las naos de la flota de Indias.
Al día siguiente, 3 de julio de 1596, las autoridades civiles y eclesiásticas de la ciudad pactaron con las tropas inglesas la salida de los habitantes de Cádiz, a cambio de un rescate de 120.000 ducados y la liberación de 51 prisioneros ingleses capturados en pasadas campañas; los gaditanos salieron de la ciudad hacia el puente Zuazo sin poder llevar más que lo puesto; en garantía por el pago del rescate pactado, varios ciudadanos principales de la ciudad, entre los que se encontraban el presidente de la Casa de Contratación, el corregidor, los regidores y religiosos, fueron apresados como rehenes.
El conde de Essex, Francis Vere y los mandos holandeses se mostraron partidarios de mantener la ciudad en poder anglo-holandés, aprovisionándola y guarnicionándola para su utilización como base de operaciones; el parecer contrario del almirante Howard y del resto de los oficiales ingleses, que consideraban la empresa azarosa y contraria a las órdenes de la reina inglesa, frustró los planes de ocupación permanente de la ciudad. El 14 de julio los ingleses incendiaron Cádiz, y al día siguiente salieron de la bahía llevando consigo a los rehenes, al no haber podido satisfacer las autoridades españolas el pago por su rescate.
En su camino de vuelta a Inglaterra, desembarcaron e incendiaron el pueblo de Faro (Portugal). A la altura de Lisboa recibieron noticias de la próxima llegada de la flota de Indias a las islas Azores; el conde de Essex propuso acometer la tarea de capturarla, pero el almirante Howard se opuso, alegando ser contrario a sus órdenes, con lo cual la flota siguió su camino hacia Plymouth, adonde llegaron pocos días después.
Bibliografía consultada:
- Revista General de Marina
- Historia Marítima Española. Francisco Javier Oubiña Oubiña.
- Enciclopedia General del Mar.
- Wikipedia. https://es.wikipedia.org.
- https://www.pinterest.es
- http://armada.mde.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/conocenos_historia.
- http://www.grandesbatallas.es
- Diversos foros como:
- foro.todoavante.es
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- navalaction.com