
El Real Carenero es un antiguo astillero situado en Puerto Real (Cádiz) que a lo largo del tiempo ha estado igualmente ligado a la historia naval de San Fernando. Localizado en la margen izquierda del Caño de Sancti Petri, cercano al Puente Suazo, fue una de las variadas construcciones de carácter naval y militar que sembraron la bahía de Cádiz durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Igualmente, fue testigo del asedio padecido por San Fernando y Cádiz durante la invasión francesa entre el 5 de febrero de 1810 y el 24 de agosto de 1812, cuya defensa fue llevada a cabo gracias a las baterías defensivas construidas e instaladas en la margen izquierda del caño de Sancti Petri: baterías de Zuazo, San Felipe y San Pablo.
En principio, su función fundamental consistía en el carenado de los barcos para lo que era necesaria la utilización de brea, azufre, estopas, tornillería, clavazones y maderas, que obligaba a una posterior limpieza de los caños cercanos. Solamente de la carena y apresto de la Capitanía y Almirante de la Flota de Nueva España, se conserva un voluminoso legajo que comprende los gastos ocasionados en el Real del Puente Suazo por estas cuestiones. Estrechamente ligado al crecimiento económico y demográfico de la ciudad de San Fernando ya que en torno al mismo y al del castillo de San Romualdo se fue creando el núcleo urbano de la ciudad. Finalmente se convirtió en el germen de la presencia militar en la Isla de León.
Antecedentes históricos En 1248 el rey castellano-leonés, Fernando III, lleva a cabo la conquista de Sevilla y tras su fallecimiento, en 1252, su hijo y sucesor Alfonso X, reanudó la ofensiva contra los musulmanes que finaliza con la anexión a la corona castellano-leonesa, entre 1253 y 1264, de los territorios que conformaban la actual bahía de Cádiz: Jerez de la Frontera, la isla de Cádiz, El Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda, Chipiona y Rota. Al mismo tiempo, retoma el viejo proyecto de su padre de activar la conquista del Austro, nombre con el que se definía el Norte de África, como base de la futura política atlantista de la corona, acción militar que en aquella época fue conocida como: “Ad partes Africanas o fecho de allent mar contra la gente paganas”. Para tal fin, fue necesario que el rey Alfonso X finalizase la construcción de las Atarazanas sevillana ordenada construir por su padre en 1248.
Poco aportaron los enclaves portuarios conquistados hasta 1260, fue Alfonso X quien inició el fomento de las actividades navales en los nuevos territorios conquistados, de tal manera, que las mismas y alargándonos en el tiempo, llegaron a tener un protagonismo determinante como puertos, fondeaderos, zonas de invernadas y carenas en los enclaves de: Puntales, El Trocadero, El Carenero del Puente de Zuazo y La Carraca, todos en el saco de la bahía gaditana.
Una vez que los Reyes Católicos deciden fundar una nueva puebla en el territorio desmembrado del extenso predio jerezano, que sería intitulada como Puerto Real, en 1483 encontrándose los reyes en la ciudad de Córdoba, otorgan la Carta Puebla correspondiente. La nueva fundación llegó a adquirir, en todo lo relacionado con las actividades navales, un inusitado protagonismo al encontrarse en su predio: el Carenero del Puente Zuazo, el Trocadero y el Arsenal de La Carraca a partir del siglo XVIII, fecha en la que según el catastro de Ensenada Puerto Real contaba con 83 carpinteros de ribera y 63 calafates.
La construcción se llevó a cabo por orden de los Reyes Católico sobre los restos de un edificio romano. Esta importante determinación coincide en el tiempo con la orden dada igualmente por los Reyes, en 1502, de vender las galeras y aparejos existentes en las atarazanas de Sevilla por falta de uso, determinación que supuso el final del astillero hispalense para el fin que había sido construido y probablemente sería sustituido en sus funciones por el nuevo Carenero puertorrealeño
Diversas referencias demuestran la existencia del Carenero en la segunda mitad del siglo XVI, ningún sitio más oportuno se pudo idear, como el de los esteros de la Carraca. Blanca Carlier, en su obra, La Marina en Cádiz, asevera que el primer astillero que existió en la Isla fue el del Puente Suazo, aunque se deduce fácilmente que las instalaciones existentes anteriores a 1562 eran escasas e incluso muy deficientes.
En 1607, las Ordenanzas para la construcción de naos hacen mención y confirman que tiempos atrás en los esteros de La Carraca y carenero del Puente Suazo se carenaban e incluso construían algunos galeones que fueron empleados en el comercio de la Carrera de Indias.
En 1655 invernaban en el Carenero de la Puente, las flotas y se aprestaban las armadas.
En 1690 este astillero era ya Real Carenero con fábrica de lonas, jarcias y taller de motonería por lo que hubo que ampliar sus instalaciones con ocho nuevos almacenes, estos presentaban una portada central y se ubicaban paralelos a la orilla del caño. El acceso al Carenero se efectuaba por la llamada Puerta del Real, situada en la carretera de Puerto Real al astillero. Una vez pasada la misma, a su lado derecho, existían cuatro almacenes, alineados paralelamente al arrecife que posteriormente fueron transformados en Almacén de Artillería y Sala de Armas. Adosados al último de ellos se hallaba la Capilla y Cuarto del Capellán. El alojamiento para oficiales de Teneduría y Contaduría y el Obrador de Armeros. En el lado izquierdo estaba situado el Cuerpo de Guardia de la Puerta del Real y la casa del Capitán de Maestranza a la que se le había aumentado un cuarto una cocina, un corredor y un estribo, este último de cantería. Finalmente, más al fondo y lindando con la orilla del caño, existía un almacén de madera así como una cerca que encerraba todas estas construcciones que componían la totalidad de las instalaciones del Carenero.
Fuera del recinto del Carenero, y al otro lado del Puente Suazo, se edificaron una tienda, una taberna y un habitáculo de dos pisos que en un principio se dedicaron a maestranzas y posteriormente fueron usadas para alojamientos de maestres, escribanos y otros funcionarios empleados en el Carenero. En el fortín que protegía la entrada del Puente por el lado de Puerto Real se estableció un nuevo cuerpo de guardia.
Todo el desarrollo del que gozó la construcción naval en esta zona del sur de España, época de máximo esplendor del Carenero, fue declinando a medida que lo iba haciendo, de forma paralela, los distintos reinados de la dinastía de los Austrias, el denominado Imperio Español, teniendo como referencia principal el reinado de Felipe IV durante el cual los Tercios españoles son derrotados en la batalla de Rocroy el 19 de mayo de 1643. Durante los últimos años de los Austrias, tanto el Carenero como la Armada habían llegado a un importante estado de degradación, contando la flota con tan solo doce galeones, en tan mal estado de mantenimiento que eran prácticamente inoperativos.

Siglo XVIII
El 1 de noviembre de 1700 fallece sin descendencia el último de los Austrias: Carlos II. Este luctuoso hecho da lugar a la entronización en España de la dinastía borbónica al jurar como rey ante las Cortes Castellanas en 1701, Felipe, duque de Anjou, dando lugar con ello al inicio de la Guerra de Sucesión española (1701- 1713) frente a los partidarios del Archiduque Carlos de Austrias, igualmente aspirante a ocupar el trono español. El nuevo Rey, Felipe V, encuentra que la Armada Española, estamento fundamental en el sostenimiento de las estructuras del país dado su extenso imperio colonial, se encuentra sumida en un estado de decadencia verdaderamente alarmante, conformada por cuatro Armadas y las escuadras de galeras compuestas por unidades obsoletas que las hacían sumamente ineficaces, requerían con urgencia llevar a cabo una planificación que pusiese a nuestra Marina al nivel de los nuevos tiempos y sobre todo que pudiese hacer frente a las modernas armadas extranjeras, fundamentalmente, a las francesa, inglesa y sobre todo la holandesa la cual había adquirido una inusitada preponderancia a partir del siglo XVII en el que se creó la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales. Por tanto, se entendía que era absolutamente necesario actualizar los centros constructivos y de carenados. Por último, y como punto fundamental, contar con la dotación presupuestaría adecuada; esto último motivó continuos retrasos en la ejecución de las reformas y actualizaciones que se precisaban.
Felipe V da un nuevo impulso al Carenero al aprestarse en el mismo los buques que participarían en el bloqueo del puerto de Barcelona. Al mando de dicha escuadra, compuesta por diez navíos, es nombrado el almirante don Manuel López Pintado, quien cumplida con éxito la misión encomendada, retorna al Carenero donde los navíos, tuvieron que ser carenados por lo que el Contador de los almacenes del Puente, en julio de 1715 expide una serie de certificaciones patentizando con ellas el gran momento laboral del Real Carenero. Finalmente, el poder cae en manos del cardenal italiano Giulio Alberoni, principal consejero de Felipe V, quien llega a la conclusión de la necesidad, urgente, de contar con una importante armada que revitalizase el perdido control de las rutas marítimas.

Para tal fin, se cuenta con la figura de José Patiño y Rosales, pasa a ser el hombre clave sobre el que gravitó la política naval española por aquel tiempo. Patiño acomete la enorme reestructuración que la Marina exigía: creación de la Academia de Guardias Marinas, cuya ubicación se fijó en Cádiz, remodelación del Cuerpo de Oficiales, creación del Cuerpo Administrativo, la Contaduría de Marina, así como la reglamentación del reclutamiento del cuerpo de marinería y al mismo tiempo se empeña en la creación de un gran arsenal donde se construyesen nuevas unidades, y posteriormente se carenasen y aprestasen las mismas. Se eligió para su instalación un islote de suelo fangoso acumulado en torno a una carraca hundida conocido como La Carraca en el término de Puerto Real, lugar idóneo para el mismo por tratarse de una isla inexpugnable tanto por mar como por tierra.

Dicho arsenal tendría como objetivo fundamental la reconstrucción y fomento de la decaída Marina de Guerra y singularmente de la Flota de la Carrera de Indias. El Carenero del Puente Suazo, dentro de su modesta condición, sería considerado por Patiño como la avanzadilla y soporte donde se arbitrarían recursos para la colosal misión que le había sido encomendada, como fue la construcción de un arsenal como el de La Carraca que sería equipado con todos los adelantos de la época. s supuso el lento declinar del ya por aquel entonces vetusto Carenero puertorrealeño en el que fue cesando las actividades a medida que iban incrementándose en el nuevo arsenal, y en 1724 se inicie su desmantelamiento.

En 1773 tiene lugar en sus inmediaciones un incendio que destruyó gran parte de sus ya deterioradas instalaciones.
En 1786 cuando el Rey Carlos III aprueba un presupuesto para que los almacenes del Real Carenero fuesen transformados en cuartel para las tropas de marina, función que cumplió, juntos con otras actividades hasta bien entrado el siglo XIX.
Siglos XIX
En 1804 se desencadena en la zona un nuevo brote de fiebre amarilla, teniendo como foco principal el barrio de Santa María, en Cádiz, por lo que la Armada, además de los hospitales ya existentes, el Real Hospital de Marina fundado en Cádiz en 1667 y el lazaretos de Juan Infante y Olivares en San Fernando a partir de 1713, tuvo que improvisar un nuevo hospital-lazareto, el Real Hospital Provisional del Puente Suazo, el cual fue establecido en el almacén anexo a la antigua Puerta del Mar del Real Carenero, recinto habilitado como capilla. El hospital inició sus andaduras registrándose el primer fallecimiento tan solo dos días más tarde mes.
Durante 1810-1812, sus deterioradas instalaciones soportan los avatares del asedio de la ciudad de San Fernando por parte del ejército francés al mando del mariscal Víctor y durante 1823-1828 y ante la posibilidad de una nueva epidemia de fiebre amarilla, hubo que reubicar a las tropas del Real Cuerpo de Artillería en las cuadras del viejo Carenero del Puente Suazo.
Estas instalaciones permanecieron bajo el control del Despacho de Marina hasta el decreto del 20 de septiembre de 1851 que pasan a ser del nuevo Ministerio de Marina y las mismas son utilizadas para diferentes actividades tales como un pequeño varadero, lugar de amarre de pequeñas embarcaciones, almacenes y bodegas.

Siglo XX
Las instalaciones del Carenero presentan un importante deterioro debido a su falta de uso, por lo que el Estado español decide venderlas a particulares. Documentos fotográficos nos muestran unas deterioradas instalaciones que sirven de amarres de pequeñas embarcaciones. Una nueva epidemia de fiebre amarilla se declara en 1919, esto obliga a las autoridades sanitarias de San Fernando a adecuar dos inmuebles donde establecer, entre los meses de julio y octubre, ambos hospitales para combatirla, el de San Carlos y el del Real Carenero del Puente Suazo que se denominó San Caralampio.

Dadas las características arquitectónicas, pero sobre todo históricas, el conocido como Sitio Histórico del Puente Suazo el 29 de noviembre de 1996 es declarado Bien de Interés Cultural (BIC), que al menos lo salva de la posible actuación de la piqueta. El Ayuntamiento de San Fernando decide desmontar el escudo borbónico de piedra caliza del frontispicio de la capilla del Real Carenero, al igual que la lápida situada justamente debajo del escudo, la cual contiene una inscripción lamentablemente ilegible y también las dos “pequeñas esculturas” las cuales estaban situadas a cada lado del escudo; ambas imágenes, son asignadas a los copatronos sanfernandinos, San Servando y San Germán, o San Sebastián y San Roque, patronos de Puerto Real. Actualmente se encuentran en los jardines del edificio “Almirante Diego Brochero” cercanos a la Escuela de Suboficiales de la Armada.

Siglo XXI
No es conveniente obviar los últimos acontecimientos que han tenido lugar en torno al Real Carenero. Cercano el Bicentenario de la Promulgación de la Constitución Liberal de Cádiz, el 19 de marzo de 2012, se propone la restauración de las instalaciones existentes en el llamado Sitio Histórico del Puente Suazo: el Real Carenero y Baterías Defensivas Anejas al mismo: baterías de San Pedro, San Pablo, San Ignacio, Alburquerque y del Ángulo, así como el propio Puente Suazo. A tal efecto, por parte de los alcaldes de Puerto Real y San Fernando, se propone la firma de un acuerdo con el Ministerio de Fomento para acometer las rehabilitaciones pertinentes.

Bibliografía:
- Real Carenero de Puerto Real. Francisco Pérez Aguilar. Sociedad Puertorrealeña Amigos del País.
- Armada española.
- http://www.wikipedia.com