ESTACIÓN NAVAL Y REAL APEADERO DE SAN JUAN DE ACAPULCO

ANTECEDENTES HISTÓRICOS:

En tiempos de Felipe II, la monarquía no se encontraba en un momento económico favorable. El rey había heredado de Carlos I un imperio en bancarrota. Surge de ahí la idea del comercio con Oriente, que en ese momento monopolizaba Portugal. El comercio podría establecerse entre Filipinas y Nueva España (México actualmente), y después traerlo a la península para desde aquí poderlo distribuir a Europa. Sólo existía un problema: no se conocía la ruta del tornaviaje, es decir; se sabía bien cómo ir de Nueva España a las Filipinas, pero no como volver.

Para tratar de hacer frente a este problema, Felipe II ordenó que se enviaran desde Nueva España algunos navíos expedicionarios a las Islas Filipinas. En ellos viajaban entre otros Miguel López de Legazpi y el fraile agustino Andrés de Urdaneta. Su cometido: colonizar las Filipinas y encontrar una ruta práctica de regreso. Se descubre la corriente kuroshio que cruza el Pacífico en dirección este, que será la que se siga en adelante para el tornaviaje, aunque haya que desviarse hacia el norte para tomarla y se invierta un mes más que en el sentido contrario.

Es Urdaneta a bordo del San Pablo el que inaugura la ruta partiendo de las Filipinas en junio de 1565 y llegando a Acapulco el 3 de octubre del mismo año. Para esas fechas ya existían otros puertos en el Océano Pacífico, tales como: La Navidad, Huatulco, Tehuantepec y Las Salinas. Sin embargo, las razones por las cuales se eligió Acapulco como puerto de destino se debió a que:

1) Urdaneta lo calificó de grande, seguro, y dotado de buena agua,

2) en sus alrededores poseía de abundante madera,

3) disponía de mano indígena para las maniobras,

4) y los mercaderes de la ciudad de México coincidían con dichas razones.

Aunque la principal razón, fue que Acapulco era el único que gozaba de una relativa proximidad con la capital virreinal. Tan sólo 65 leguas que mediaban entre uno y otro. Se invertían de 6 a 10 días de camino. Al nombrar a Acapulco como único puerto para realizar actividades comerciales; la mayoría de los puertos novohispanos de la costa del Pacífico vivieron marginados de cualquier actividad económica importante durante varios siglos

En concreto, la ruta Manila-Acapulco-Manila, ha sido una de las que más ha durado en la Historia funcionando durante dos siglos y medio, hasta 1815, cuando se interrumpe el servicio al estallar la Guerra de Independencia en Méjico.